Editorial
En 1483 Bentejuí, líder de la resistencia contra los conquistadores de la Corona de Castilla, (conquista que duró de 1402 a 1486 y, por tanto, fue mucho más larga y difícil que la conquista de toda Sur y Centroamérica por los castellanos), exclamó "Canarias existe, mírala en pié sobre estos roques". Hoy, en este editorial del tercer número de nuestra revista, queremos rendir homenaje a una parte de nuestro Municipio de Rianxo que lleva mucho tiempo olvidada, siendo, si no quizás, la más olvidada de todo nuestro Municipio, y a la que no se le ha proyectado ningún plan de revitalización agrícola, industrial, turística o cultural. Una parte de nuestra pueblo en la que, sin embargo, hemos conocido gente muy abierta y con ganas de compartir. Personas optimistas que aman el lugar donde viven y tienen ganas de crecer. Personas que nos contaron sobre su parroquia y cómo se ha desarrollado a lo largo de los años. Y aprovechando que la Banda da Escola de Música de Rianxo había ido a tocar en Vacariza, las últimas veces en 2019 y 2023, el año pasado durante el verano en Isorna, y antes de lo que por entonces iba a ser la futura actuación del pasado 19 de Agosto también en la misma localidad, que propusimos desde la redacción de Nossomos dedicar la sección Un Paseo polos Nosos Lugares a dicha parroquia. Hemos de reconocer que al principio nos encontramos ante un panorama totalmente desolador porque no encontramos en el lugar ni una tienda, ni una industria, ni siquiera un bar. Sin embargo, este hecho, lejos de detenernos o hacernos cambiar de opinión, nos presentó un desafío, y aunque pudimos recorrer sus calles hablando con personas aleatorias que conocimos, decidimos que este asunto era lo suficientemente importante como para dedicarle el tiempo que fuese necesario y, aún a costa de retrasar un poco el número, íbamos a darle un tratamiento adecuado. Dijimos: Isorna bien esperó por Rianxo mucho tiempo, no pasa nada si nosotros esperamos un poco por Isorna. Y así lo hicimos, y conseguimos nuestro premio que comenzó aquel mediodía cuando, después de un recorrido por el lugar, al llegar a la fuente, encontramos una poda y una eixada cruzadas sobre una de las mesas de piedra y, más allá, algunos miembros de la Comunidad de Montes refrescándose después del duro trabajo que habían tenido. Con ellos estaba una mujer llena de energía y optimismo, la cual fue una de nuestras interlocutoras en la zona; Mari Carmen Figueira. Desde aquí queremos agradecer tanto a aquellos vecinos de Isorna con los que pudimos compartir ideas en la misma calle, y también a Mari Carmen, a Chefa y a Óscar Miguéns por el fabuloso trato recibido y una preciosa tarde compartiendo mientras contemplábamos el verde paisaje salpicado por el cálido abrazo de los tejados del pueblo y, al fondo, el suave fluir del río Ulla; todo esto a través de las ventanas de la Casa de la República, como también queremos agradecer a toda la Comunidad De Montes, en cuya representación acudieron. A veces nos llenamos la boca con frases a la moda, elocuentes y hasta rimbombantes sobre la llamada “España Vacía” y etc, etc,… mientras entre los dedos de la mano, como granos de arena, escapan los mejores recursos que tenemos; los hijos de nuestra tierra. Es, por lo tanto, éste un lugar para reclamar también. Reclamar a nuestro Excelentísimo Concello de Rianxo que no olvide sus parroquias, que escuche a su pueblo, y en definitiva, que atienda las necesidades de éste no solamente de subsistencia sino de crecimiento. Rianxo no es sólo el centro urbano, Rianxo no es sólo el paseo de los poetas, Rianxo no es, ni puede ser, sólo el Auditorio, sólo el Polígono Industrial. Ni siquiera todo eso junto. Rianxo es mucho más rico que eso, es fuerza viva, encarnada, que se derrama desde los montes hasta la Ribeira del Ulla y la Torre. Como decíamos más arriba, queremos en este número rendir homenaje a la parroquia más olvidada hasta el momento y por ello, y parafraseando la cita anteriormente recogida de Bentejuí, presenciando la imponente vista desde el puente de las torres que separa ambas provincias, que separa dos orillas tan diferentes; desde la redacción de esta revista podemos decir con firmeza: Isorna existe, mírala en pié sobre estas torres.
Jesús Pérez, 20230831.
ISORNA. HISTORIA DE DOS RIBEIRAS.
Se trata este de un artículo muy especial para nosotros. De hecho experimentamos sentimientos contrapuestos al sentarnos a redactar pues, si bien por un lado, Isorna en un principio se nos aparece tan aislada del resto del Municipio y tan pobre como para no encontrar ni una pequeña tienda de ultramarinos, por un decir, por otro lado, aquí sentados frente a la pantalla del ordenador, nos queda la sensación de que se nos quedan en el tintero tantas y tantas cosas, de que podíamos haber profundizado mucho más este o aquel aspecto… Y en el fondo, creemos, esto es algo muy bueno que nos indica que, por más que a primera vista nos pueda parecer pobre nuestra tierra, a poco que escarbemos un poco en ella, que profundicemos y hablemos con sus gentes, a poco que investiguemos, encontraremos cosas muy valiosas, no ya sólo para comprender nuestro pasado, sino, sobre todo, para desde ahí trabajar un presente que construya un futuro mejor.
Hemos de agradecer a muchas personas su colaboración para la elaboración de este artículo. Colaboración desde el simple hecho de prestarse a contestar unas preguntas, a indicarnos donde podíamos hacer unas fotos “chulis”, a recitarnos unos versos que su madre transmitió… todos momentos muy bonitos que guardamos en el recuerdo. Más hemos de hacer especial mención, como en parte ya recogíamos en la editorial de este número, a la ayuda prestada por la Comunidad de Montes de Isorna y, en su representación especialmente a tres personas que es preciso citar pues nos aportaron algo más; nos aportaron parte de su propio trabajo sobre la zona, desde experiencias vividas en el monte buscando unos castros, a material fotográfico, periodístico y literario, a los propios avances que han ido haciendo, su propia investigación, sobre el lugar en que viven. Y esto, para nosotros fue algo muy importante pues ya pasamos de las preguntas y las respuestas donde se dibuja un cuadro con unos roles definidos activo-pasivos, a compartir pensamientos, reflexiones, sobre una práctica, sobre un trabajo que ya la misma gente de Isorna comienza a hacer. Por lo tanto, agradecer su colaboración especial a María José (Chefa), a Óscar Miguéns y a Mari Carmen Figueira, Comuneros de Montes de Isorna.
Isorna limita no sólo con otros municipios sino que a su vez limita con Pontevedra gracias al puente de las Torres, pero no siempre fue así; es más, en tiempos, en aquellos tiempos no tan lejanos en que no estaba culminada la carretera que comunica Leiro con Isorna, años setenta del siglo pasado, para poder ir a Rianxo la gente debía ir por pistas. De hecho, la población de Isorna se comunicaba más con la otra orilla, con Pontevedra (Catoira, Abalo y Villagarcía) y también con Dodro. Era en estos lugares donde realizaba su vida económica. Había que recurrir a la Gamela a remo de Manolo O Barqueiro (servicio que daban los barqueros a cambio de pagar un tributo al Ayuntamiento) para poder ir al médico o a la carnicería por ejemplo por citar dos actividades tan comunes como esas. Era más sencillo ir a las fiestas de la Pascua en Padrón que ir a Asados o Araño. Antes, nos cuentan algunas personas del lugar, había tienda, bar, taberna, supermercado, pero cerró todo. Incluso en nuestros días un sábado no hay autobús para Rianxo. “O tienes coche particular o no haces nada”, nos cuentan también personas del lugar. Y, debido a la síntesis que nos presenta, citaremos a continuación un texto de Óscar Miguéns, que nos explica que en otros tiempos,
“Isorna dispuxo de ata catro serradoiros de madeira. Tres deles moi preto do lugar onde a Ponte de Catoira une as provincias de Coruña e Pontevedra. O cuarto atopábase no lugar de Quintáns. De todos eles hoxe só queda en activo un no lugar do Regueiro.
Tamén a carón da estrada que une Bexo e Rianxo por Isorna e Leiro, temos as ruínas das antigas telleiras, onde se cocían as tellas que cubriron os tellados de moitas construcións na contorna. Con barro extraído da súa propia canteira. Hoxe o lugar, onde só quedan os muros, coñécese como A Telleira.
Preto das Trece Cruces, […] tamén existiu outra telleira. Ou unha fábrica de baldosas no Regueiro, augas abaixo da Ponte de Catoira. Tamén nos quedaron os restos da actividade dos barcos areeiros.
[…] Actividades xa desaparecidas, pero moi unidas ao Río Ulla. Pois o Ulla era a ferramenta de traballo da […] industria […] dos barcos que levaban todas estas mercadorías ata Vilagarcía, que co seu porto era o centro da actividade económica da Ría de Arousa.
Igual de desaparecida que as tarefas do campo. Hoxe en día só algún ousado sementa as terras que deron de comer aos seus avós. As leiras, deixadas da man do home, pouco a pouco van sendo recuperadas pola natureza, volvéndose indistinguíbeis dos montes que rodean a parroquia de Isorna.
Lonxe quedan os tempos nos que o gando e as terras eran o tesouro máis valorado. Tempos nos que as ovellas afundían a gamela na que a súa dona as cruzaba o río para vendelas no mercado en Vilagarcía.”
Óscar Miguéns, “Falando da Industria de Isorna”, 2023.
Si bien en otras épocas o participabas de las actividades como por ejemplo la extracción de arena para la construcción o bien te ibas a trabajar fuera, hoy vemos como al cierre de esas explotaciones económicas no le ha seguido ninguna otra alternativa ni agropecuaria, ni industrial, ni turística siquiera, quedando el campo, la parroquia, totalmente a merced de la desertificación humana pues a ello se suma que no existe en nuestros días ningún comercio en la zona. Incluso el tráfico, nos indica Chefa, “hasta no hace muchos años, era marítimo descargando madera para las casas, mármol o lo que necesitaban en la misma Vacariza, en el Porto Das Canles. Luego seguían en carros camino arriba por una calle y allí cogían la dirección de destino”. Por cierto calle que parece ser es una de las primeras que fueron empedradas en su momento en nuestro Municipio, lo que nos refuerza en la idea de que esta zona hoy abandonada de Vacariza, Isorna, Quintáns, O Regueiro, Sestelo, en su momento tuvo mucha más importancia de la que hoy podemos percibir a primera vista.
Para cualquiera que camine por las calles de Isorna o las aldeas que la conforman y hable con personas, a la pregunta de cómo es de unida la gente del lugar, con casi total seguridad obtendrá la respuesta de que no existe unidad ninguna. Sin embargo queremos resaltar el hecho de que, habiendo obtenido esas mismas respuestas, nuestra experiencia práctica ha sido totalmente diferente. Hemos encontrado una población ansiosa por hablar, por compartir, y por conocer. Nos decía una persona entrevistada: “creo que o primeiro que temos que facer e coñecer o noso”. Y pensamos que en gran medida tiene razón. Conocernos nosotros, conocer el proceso por el que hasta aquí hemos llegado, conocer otras iniciativas y otras formas de abordar los problemas… Porque, conociendo comprendemos, conociendo valoramos, conociendo amamos y luchamos por nuestro pueblo. A modo de mero ejemplo, otros municipios desarrollan rutas para conocerse y darse a conocer; como la ruta “Camiño do Carro” con que se da a conocer la Isla de Cortegada. Y, en este sentido nos aportaba una de las personas entrevistadas que había que desarrollar
“O turismo. Adecentando camiños de monte, unindo como antiguamente as parroquias polo monte. Conexión con Leiro, Asados e por esta vía á súa vez con Araño e Taragoña. E aproveitando ben o camiño de Santiago por exemplo ahora que a unitaria de Vacariza está vacía incluso a parte de arriba a poderían usar de área de descanso ou albergue municipal para peregrinos. E a casa da República como área de respostaxe, na parte baixa tamén se podería usar. Baños e máquinas expendedoras […] Tamén o litoral do río Ulla, non parar nas tres cruces, seguir ata Vacariza. A Ínsua que compartimos con Bexo é riquísima en flora e fauna silvestre”
Mais, nos decía, “con este turismo queremos potenciar o noso Castro. Darlle o valor que se merece, que é o gran descoñecido do Concello”.
“Desde o porto das Canles podería haber un embarque hacia Cesures… Facendo ese trozo de camiño por mar, por exemplo, chegan de Rianxo ata a Vacariza, e ter a opción de seguir a pé ata Santiago ou un tramo polo río Ulla ata Cesures. As vistas son espectaculares”.
Incluso nos aportaron la idea de usar la unitaria de Vacariza y que una persona pudiese atender a los peregrinos y también a los vecinos “haciendo parroquia”. Y nosotros añadimos, si queremos poner en valor el Castro das Cercas, habrá que trabajar en el, lo que a su vez permitiría con gran probabilidad con el tiempo desarrollar un museo en torno a él y, por consiguiente, otra serie de locales asociados a ello que darían trabajo a la vez que nos acercarían más a nosotros mismos. Asimismo, ese “facer parroquia” podría potenciar el desarrollo de actividades culturales que vayan más allá de la típica partida de cartas, como la celebración de cineforums, audiciones, charlas coloquio, asambleas en torno al mismo estado, necesidades y soluciones de la zona… Por ejemplo, ¿algún arqueólogo ha podido explicar a los vecinos la importancia de los yacimientos circundantes?, o, ¿Cuántas charlas se han dado en torno a la diversidad de flora y fauna de la Insua a fin de que comprendamos mejor los tesoros que tenemos y la necesidad de vivir en harmonía con la naturaleza?, etc, etc,…
Nos negamos a escuchar resignadamente la típica frase de que eso es imposible o demasiado difícil. Simplemente observando las dos orillas, la de Isorna y la de Catoira vemos una gran diferencia que nos indica que un desarrollo industrial y agropecuario es perfectamente posible. Por otro lado, sólo hemos encontrado hambre. Hambre por conocer, hambre por luchar contra la muerte anunciada de la parroquia, hambre por transformar el proceso degenerativo en la zona y caminar hacia adelante.
Pero antes de terminar, queremos insistir en la importancia de las Comunidades de Montes, las cuales gestionan una cuarta parte del territorio gallego, y que son auténtica marca de identidad de nuestro pueblo. Cuantas más manos se sumen a ello, mejor. Desde estas líneas nos preguntamos, y quisiéramos que fuese motivo de reflexión: ¿cuál sería el potencial de nuestros lugares, de nuestras aldeas, de nuestras gentes con unas comunidades de montes cada vez más fuertes?
Como decíamos al principio de este artículo Comprendemos nuestro pasado y trabajamos el presente para construir un mundo mejor.
Publicado previamente en el número dos de la revista Nossomos, correspondiente a Agosto de 2023.
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