SPANISH
A lo largo del año 2019 la Banda de la Escuela de Música de Rianxo interpretó por nuestras aldeas y pueblos un tema de Dmitri Shostakovich denominado popularmente Second Waltz aunque André Rieu reconoce haberle cambiado el nombre en aras de la comercialidad del tema y, claro, de su propio disco From Holland with Love siendo su nombre original Waltz No. 2 from Jazz Suite No. 2. También lo podemos disfrutar en el film Eyes Wide Shut de Stanley Kubrick. El tema que nos ocupa recorrió un tortuoso camino de reconstrucción pues la partitura original de la Suite No. 2 se perdió durante la Segunda Guerra Mundial. No obstante en 1956 se usó en la pelicula Pervyy eshelon (El Primer Escalón del cineasta soviético Mikhail Kalatozov), luego se recogió en una compilación del autor llamada Suite for Promenade Orchestra siendo que en el año 2000 Gerard McBurney, partiendo de unas partituras para piano y al mando de la BBC Symphony Orchestra estrena una reconstrucción de la Jazz Suite No. 2 donde no está nuestro Second Waltz. Incluso han surgido teorías sobre el origen de la canción popular popular que inspiró a Shostakovich apuntando a que lo escuchó de labios de los niños que llegaron a la URSS huyendo de la guerra civil en España, en concreto se trataría de la canción Yo te Daré; cosa nada descabellada teniendo en cuenta que a la hora de crear un arte revolucionario era una orientación la fusión de lo más avanzado del arte a nivel mundial con las melodías y tradiciones populares. Pero lo que queremos resaltar en este momento es que se trata de un vals especial, perteneciendo a los trabajos que Shostakovich dedicó a explorar y disfrutar el mundo del Jazz. Entre los muchos discos que podríamos recomendar en esta etapa del genial compositor citaremos Shostakovich The Jazz Album; ejecutando los temas la Royal Concertgebouw Orchestra (Amsterdam) bajo la batuta de Riccardo Chailly y publicado por el sello Decca en 1992 y también el disco Suite for Variety Orchestra con Andrew Litton al mando de la Singapore Symphony Orchestra.
Dmitri Shostakovich fue un creador musical que vivió momentos históricos muy importantes en una nación, la URSS, que pasaba por una situación difícil y decisiva. Esta intensa lucha interna y externa marcó la carrera artística de nuestro genial compositor, como no podía ser de otra manera, dotando toda su obra de una gran riqueza musical; digámoslo así, de una enorme delicadeza y sutilidad armónica preñada de la potencia que aportaba el bravo y convulso mar de la lucha de clases a nivel nacional e internacional en aquellos años que van desde la revolución rusa hasta adentrarnos en los cincuenta del pasado siglo. Soy consciente de que todo ser humano comprometido honestamente con su tiempo y en constante lucha por superarse y ofrecer lo más íntimo de su alma para el avance de la humanidad ha de enfrentarse a lo largo de su vida a aquellas personas y grupos que ya sea desde la equidistancia políticamente correcta, ya sea “domesticando al uno para enfrentarlo al otro”, ya sea partiendo de prejuicios y no buscando la verdad en los hechos, o simplemente defendiendo las viejas ideas con nuevos ropajes; ahogan y asfixian el mismo arte argumentando tener “la mejor de las intenciones”. Y aunque, por supuesto, tengo opinión propia al respecto no perderé el tiempo en contestar tales posiciones, limitándome a decir lo que siento y me transmite su música y dejando para el final mi posición personal.
No podemos ni pretendo abarcar toda su obra en este pequeño artículo así que voy a centrarme en algunas de sus sinfonías (hizo quince nada más y nada menos). Si bien hay muchas grabaciones de sus obras, y aunque hablemos de otras grabaciones cuando entremos en cada una de ellas; por encima de todas yo recomiendo adquirir el pack que contiene sus quince sinfonías y que está interpretado por la National Symphony Orchestra (Washington) bajo la dirección de Mstislav Rostropovich. Grabación del año 1991 para Teldec Classics (Warner) pues no sólo rezuma una gran calidad sino que aporta la capacidad para la transmisión de sentimientos en gran parte gracias a la presencia de Mstislav en la dirección. Más difícil de conseguir pero al que también recomiendo tener en cuenta es ese otro gran conductor Evgeny Mravinsky, incluso por delante de las de Rostropovich…. Pero sólo si se las consigue claro. Nota aclaratoria, cualquier indicación en estos casos es subjetiva y es muy posible que el lector encuentre otras versiones más de su gusto pero yo sólo puedo recomendar mis preferidas.
Comenzamos con la 5ª Symphony estrenada en 1937 en Leningrado, compuesta para conmemorar el 20 aniversario de la Revolución de Octubre y que obtuvo un gran recibimiento. Grande en sus cuatro movimientos, especialmente para el caso de esta obra, además de las colecciones arriba mencionadas, es interesante escuchar una grabación más pausada, también bajo la batuta de Rostropovich pero en esta ocasión dirigiendo a la London Symphony Orchestra. Grabación de 2005 que podemos encontrar bajo el sello LSO Live. Tras un potente a la vez que delicado primer movimiento Moderato nos adentra en el segundo movimiento, el Alegretto, que, partiendo de graves sonidos se interna en una alegre danza militar (¡esa caja, qué bien la usa Shostakovich!) al son de unas hermosísimas cuerdas acompañadas exquisitamente por instrumentos de viento. Son tan sólo poco más de cinco minutos pero qué bien exprimidos. Y con estas alforjas nos adentramos en el tercer movimiento, Largo; lento, oscuro pero con una gran fuerza interior que va haciéndose más explícita conforme avanzamos en su audición. Y remata con un bellísimo final lleno de serenidad a la vez que firmeza para rompernos con el principio de IV movimiento, un Allegro non troppo en el que lanza la orquesta haciendo trabajar todas las secciones al servicio de una potente explosión sonora cargada de optimismo hacia el futuro.
Nuestra siguiente parada es nada más y nada menos que su 7ª Symphony Leningrad. Recomendamos visualizar la serie de documentales que el Departamento de Defensa de los Estados Unidos produjo y para los que contó con la colaboración desinteresada en la dirección de John Ford, Frank Capra, William Wyler, John Huston y George Stevens. Se puede buscar por “Why We Fight 5” (siendo el 5 el número de documental en la serie). Ahí se narra con total claridad la defensa de la URSS ante el ejército alemán y específicamente el caso que nos ocupa de la defensa de Leningrado. Shostakovich, con el primer movimiento Allegretto, nos transmite en su introducción la alegría de la vida en el día a día del pueblo soviético construyendo el Estado Socialista hasta que allá pasado el minuto 5 (en la citada interpretación de Rostropovich), comienza a escucharse, muy bajito, una caja. Una caja que suena de una forma rítmica y marcial, que marca el ritmo y que congrega a otras voces que responden a ella. Es la Llamada del Partido Comunista para preparar la resistencia ante el invasor. No se trata aquí de un combate entre dos ejércitos al estilo de la Overture 1812 de Tchaikovsky. En este caso, al son de la caja que marca el ritmo, se van sumando otros instrumentos; voces al principio en solitario, a veces creando hermosos diálogos instrumentales entre ellos. Y, mientras esas voces se suman, la caja, suavemente, lentamente, va in crescendo a la vez que las voces, las voces del pueblo, van adquiriendo mayor cohesión, unidad y firmeza. Firme determinación en la melodía como no debería ser de otra forma. Vamos, que no te vas a resistir a la invasión nazi con el espíritu depresivo, abatido y en medio de dudas existenciales. Pasado el minuto 12 se forma la unidad deseada generando un río de voluntades capaz de hacer frente al ejército alemán. Y sucede el choque y en los últimos momentos de este movimiento, la calma tras el enfrentamiento; la situación que, aún en su desolación por las tragedias sucedidas encuentra voces de esperanza entre las ruinas calcinadas. La melodía final es un rayo de sol que ilumina las dificultades. Sentimiento de unidad. Y la caja que vuelve a sonar. De nuevo, tras el recuento de las víctimas, la llamada a la resistencia. El segundo movimiento, Moderato, se nos presenta muy plástico, con motivos, cuadros y escenas aisladas que se van sucediendo conforme caminamos por las derribadas calles hasta llegar a consolidarse en una melodía firme. A ello le siguen voces arengando a la resistencia, por momentos más agitadas, hasta conseguir la serena y determinada conclusión. Empezando ya el tercer movimiento, un emotivo Adagio comienza con un terrible quejido que se va calmando conforme transcurre, pausado, tranquilizado cómo se tranquiliza a un bebé que llora gracias a los rítmicos violonchelos. De nuevo pasado el minuto 7 se suceden momentos convulsos mas ya no se nos transmite una sensación de dolor o tragedia sino una aceptación y, gracias a la potente sección de cuerdas, especialmente los violines, encontramos firmeza, unidad y determinación siendo a partir del minuto 12 que nos arropa una melodía sanadora, de reconstrucción. El cuarto movimiento, Allegro non Troppo, continúa en el punto en que quedó el tercero mas poco a poco irá subiendo, con firmeza, con una marcha triunfal arrollando al enemigo hasta hacerlo retroceder y terminará profundizando más en la idea de la reconstrucción. Una nueva unidad. Regeneración y crecimiento. ¡Qué final!
No quiero terminar este artículo sin citar, aunque sea someramente, otras dos sinfonías. En concreto la X, con sus II y IV movimientos, definitivamente grandes y la XII (dedicada a la figura de Vladímir Ilich, Lenin) de la que no me resisto a destacar aunque tan solo sea dos de sus movimientos; el I Revolutionary Petrograd y el IV The Dawn of Humanity ante los que, por poco que nos dejemos llevar por sus notas, podemos sentir cómo se nos saltan las lágrimas de lo hermosos que son.
Cuando una persona, con sus puntos fuertes y débiles, con sus luces y sus sombras, se esfuerza bregando contracorriente por senderos no transitados con el fin de construir algo, en este caso arte, al servicio del pueblo, es necesario reconocer su esfuerzo; pero, si más allá de ese esfuerzo, consigue su objetivo, no podemos menos que prestar atención, comprender con honestidad y humildad y extender su obra todo lo que podamos. Descansa ahora, que bien has luchado, camarada.
ENGLISH
Throughout the year 2019, the Rianxo School of Music Band performed a song by Dmitri Shostakovich popularly called Second Waltz in our villages and towns, although André Rieu acknowledges having changed the name for the sake of the commerciality of the song and, of course, of his own album From Holland with Love being its original name Waltz No. 2 from Jazz Suite No. 2. We can also enjoy it in Stanley Kubrick's film Eyes Wide Shut. The theme that concerns us went through a tortuous path of reconstruction since the original score of Suite No. 2 was lost during the Second World War. However, in 1956 it was used in the film Pervyy eshelon (The First Step by Soviet filmmaker Mikhail Kalatozov), then it was collected in a compilation by the author called Suite for Promenade Orchestra, being that in 2000 Gerard McBurney, based on some piano scores and under the command of the BBC Symphony Orchestra he premieres a reconstruction of Jazz Suite No. 2 where our Second
Waltz is not there. Theories have even emerged about the origin of the popular popular song that inspired Shostakovich, pointing out that he heard it from the lips of children who came to the USSR fleeing the civil war in Spain, specifically it would be the song Yo te Daré; something not unreasonable considering that when creating revolutionary art, the fusion of the most advanced art worldwide with popular melodies and traditions was an orientation. But what we want to highlight at this moment is that it is a special waltz, belonging to the works that Shostakovich dedicated to exploring and enjoying the world of Jazz. Among the many albums that we could recommend at this stage by the brilliant composer we will mention Shostakovich The Jazz Album; The songs were performed by the Royal Concertgebouw Orchestra (Amsterdam) under the baton of Riccardo Chailly and published by the Decca label in 1992 and also the album Suite for Variety Orchestra with Andrew Litton conducting the Singapore Symphony Orchestra.
Dmitri Shostakovich was a musical creator who lived through very important historical moments in a nation, the USSR, that was going through a difficult and decisive situation. This intense internal and external struggle marked the artistic career of our brilliant composer, as it could not be otherwise, endowing all of his work with great musical richness; Let's put it this way, with an enormous delicacy and harmonic subtlety pregnant with the power provided by the brave and turbulent sea of class struggle at the national and international level in those years that range from the Russian revolution until we enter the fifties of the last century. I am aware that every human being honestly committed to their time and in constant struggle to improve themselves and offer the most intimate part of their soul for the advancement of humanity must face throughout their lives those people and groups who, whether from politically correct equidistance, whether “taming one to confront the other,” whether starting from prejudices and not seeking the truth in facts, or simply defending old ideas in new clothes; They drown and suffocate art itself, arguing that they have “the best of intentions.” And although, of course, I have my own opinion on the matter, I will not waste time answering such positions, limiting myself to saying what I feel and what their music conveys to me and leaving my personal position for last.
We cannot and do not intend to cover all of his work in this small article so I am going to focus on some of his symphonies (he made fifteen no more and no less). Although there are many recordings of his works, and although we will talk about other recordings when we go into each of them; Above all, I recommend purchasing the pack that contains his fifteen symphonies and is performed by the National Symphony Orchestra (Washington) under the direction of Mstislav Rostropovich. Recording of the year 1991 for Teldec Classics (Warner) because it not only exudes great quality but also provides the ability to transmit feelings largely thanks to the presence of Mstislav in the direction. More difficult to get but who I also recommend taking into account is that other great driver Evgeny Mravinsky, even ahead of Rostropovich's…. But only if you get them clear. Explanatory note, any indication in these cases is subjective and it is very possible that the reader will find other versions more to their taste, but I can only recommend my favorites.
We begin with the 5th Symphony premiered in 1937 in Leningrad, composed to commemorate the 20th anniversary of the October Revolution and which received a great reception. Great in its four movements, especially in the case of this work, in addition to the collections mentioned above, it is interesting to listen to a slower recording, also under the baton of Rostropovich but on this occasion conducting the London Symphony Orchestra. Recording from 2005 that we can find under the LSO Live label. After a powerful yet delicate first movement, Moderato takes us into the second movement, the Alegretto, which, starting with deep sounds, enters into a joyous military dance (that box, how well Shostakovich uses it!) to the sound of some Beautiful strings accompanied exquisitely by wind instruments. It's only a little more than five minutes but how well squeezed. And with these saddlebags we enter the third movement, Largo; slow, dark but with a great inner strength that becomes more explicit as we progress in listening. And it ends with a beautiful finale full of serenity as well as firmness to break with the beginning of the IV movement, an Allegro non troppo in which the orchestra launches making all the sections work at the service of a powerful sound explosion full of optimism towards the future.
Our next stop is none other than his 7th Symphony Leningrad. We recommend viewing the series of documentaries that the United States Department of Defense produced and for which it had the selfless collaboration in the direction of John Ford, Frank Capra, William Wyler, John Huston and George Stevens. You can search for “Why We Fight 5” (5 being the documentary number in the series). There the defense of the USSR against the German army is narrated with complete clarity and specifically the case in question of the defense of Leningrad. Shostakovich, with the first movement Allegretto, conveys to us in his introduction the joy of life in the daily life of the Soviet people building the Socialist State until after minute 5 (in the aforementioned interpretation by Rostropovich), we begin to hear, very short, a box. A box that sounds in a rhythmic and martial way, that sets the rhythm and brings together other voices that respond to it. It is the Call of the Communist Party to prepare resistance against the invader. This is not a combat between two armies in the style of Tchaikovsky's Overture 1812. In this case, to the sound of the snare drum that sets the rhythm, other instruments join in; vocals at first solo, sometimes creating beautiful instrumental dialogues between them. And, as these voices add up, the box, gently, slowly, increases in crescendo as the voices, the voices of the people, acquire greater cohesion, unity and firmness. Firm determination in the melody as it should not be otherwise. Come on, you are not going to resist the Nazi invasion with a depressed, dejected spirit and in the midst of existential doubts. After the 12th minute, the desired unit is formed, generating a river of will capable of facing the German army. And the clash happens and in the last moments of this movement, the calm after the confrontation; the situation that, even in its desolation due to the tragedies that have occurred, finds voices of hope among the charred ruins. The final melody is a ray of sunshine that illuminates the difficulties. Feeling of unity. And the box that rings again. Again, after the count of the victims, the call to resistance. The second movement, Moderato, appears very plastic, with motifs, paintings and isolated scenes that occur as we walk through the demolished streets until they consolidate into a firm melody. This is followed by voices haranguing the resistance, at times more agitated, until a calm and determined conclusion is achieved. Already beginning the third movement, an emotional Adagio begins with a terrible moan that calms down as it passes, slowly, calmed like a crying baby is calmed thanks to the rhythmic cellos. Once again, after the 7th minute, convulsive moments occur, but we are no longer transmitted a sensation of pain or tragedy but rather an acceptance and, thanks to the powerful string section, especially the violins, we find firmness, unity and determination, starting from minute 7. 12 that covers us with a healing melody, of reconstruction. The fourth movement, Allegro non Troppo, continues at the point where the third left off but little by little it will rise, firmly, with a triumphant march, overwhelming the enemy until they retreat and will end up delving deeper into the idea of reconstruction. A new unit. Regeneration and growth. What an ending!
I do not want to end this article without citing, even briefly, two other symphonies. Specifically the X, with its II and IV movements, definitely great and the XII (dedicated to the figure of Vladimir Ilyich, Lenin) of which I cannot resist highlighting even if only two of his movements; the I Revolutionary Petrograd and the IV The Dawn of Humanity before which, no matter how little we let ourselves be carried away by their notes, we can feel how beautiful they are in tears.
When a person, with his strengths and weaknesses, with his lights and his shadows, makes an effort struggling against the current along untrodden paths in order to build something, in this case art, at the service of the people, it is necessary to recognize his effort. ; but, if beyond that effort, he achieves his goal, we cannot help but pay attention, understand with honesty and humility and extend his work as much as we can. Rest now, you have fought well, comrade.
Jesús Pérez. 20230414
Publicado por primera vez en el número 1 de la revista Nossomos.
CC (BY-SA)