INSTRUCCIONES PARA METERSE EN UNA CAMA
Para meterse en una cama, primero debemos tener claro que queremos dormir ya que, normalmente, si nos acostamos sin tener sueño lo único que vamos a hacer es dar vueltas y vueltas y levantarnos desesperados, y vamos, que ir por ir… como que no.
Volvemos pues al principio; cuando nos vamos a meter en una cama nos detenemos ante ella, y es justo ahí cuando nos surge la gran pregunta: “¿¡Por qué demonios la hice hace cinco minutos!?” Bueno, ejem… mejor comenzamos de nuevo.
Para meterse en una cama (a ver si a la tercera va la vencida), nos acercamos a ella en actitud de profunda relajación, con una auténtica declaración de intenciones de aquello que en definitiva pretendemos conseguir, dormir a pierna suelta. Es aquí donde caben dos tipos de aproximación; en primer lugar la que llamaremos “La Aproximación del Torero Ninja” o “Sigilosa y Elegante”, esto es tal cual como si estuviésemos haciendo un movimiento de Tai Chi en una mañana soleada; estiramos el pie izquierdo en dirección hacia la cama y en posición perpendicular al derecho (también pie), a continuación desplazamos elegantemente la mano izquierda hasta apuntar en el mismo sentido que el pie izquierdo, para proceder seguidamente a bajar esa mano hasta conseguir coger la punta más próxima a nosotros de la sábana, y en una coordinada combinación de movimientos de rodilla y muñeca formar una perfecta solapa que nos permita introducirnos entre las sábanas encimera y bajera. ¡Mucho cuidado en este punto! Cualquier mínima arruga podría estropear el perfecto estado de armonía logrado.
En segundo lugar la comúnmente denominada técnica de “El Ataque del Luchador de Sumo” o también “El Samurai Llega Agotado del Trabajo”. Normalmente iniciamos esta técnica con un fuerte arqueamiento de espalda con los brazos en jarra a la altura de la cadera, exclamando un sonoro y lastimero: “¡AAAAYYYY!”. En ese momento pivotamos la parte superior del cuerpo sobre el eje de la cintura arrastrando la extremidad inferior derecha, es decir la pierna (toda la pierna), elevándola ligeramente del suelo por un instante para a continuación dejar caer pesadamente la planta del pie, repetimos la acción con el lado contrario del cuerpo y finalmente incluimos un elegante movimiento de ballet girando sobre la pierna derecha nuestro cuerpo y cayendo con todo el peso en la posición que mejor nos cuadre que normalmente es la más descuadrada de todas… Lo cual poco importa porque de aquí a mañana por la mañana no nos van a mover y por supuesto, con esta técnica de las arrugas ni nos acordaremos.
Nereida Pérez, 20200520
Publicado por primera vez en la revista Nossomos nro. 4. (www.sondamar.es)
CC (BY-SA).